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Mujer, date a desear.

  • Areli Torres
  • 30 ene 2017
  • 4 Min. de lectura

He escuchado esta frase toda mi vida "date a desear"; y no sólo ésta, también muchas otras como "no le llames, deja que te extrañe", "no lo busques, que sea él el que te busque", "déjate conquistar", y unas más feas "no seas rogona/buscona". En fin desde muy chiquita me encantan los hombres, y nunca había entendido esto de darse a desear.

O sea, yo decía "bueno si me gusta pues cuál es el problema de conquistarlo o de buscarlo. Son otros tiempos", seguro alguna vez también has pensado esto. Y mira claro que creo que se vale dejarle ver al hombre que tiene una oportunidad contigo, pero de eso a llamarlo diario o ir a esperarlo fuera de su trabajo cuando aún no son nada, entre eso sí que hay una gran diferencia.

Pero vamos con calma, que si yo misma leyera esto hace unos meses, pensaría que quien escribe es una retrógrada que no entiende mi iniciativa y todo el trabajo que le ahorro a los hombres, no olvides este punto que más adelante lo voy a retomar.

Darme a desear... Hasta antier lo entendí. Mientras andaba perdida en un pueblito cerca de Toluca (bueno el chofer de la camioneta se perdió, así que yo iba pensando en la nada); de pronto vino a mi mente una revelación. Primero los hechos: todos, hombres y mujeres, tenemos energía femenina y energía masculina; del equilibrio o desequilibrio entre ellas depende la forma en que nos conducimos por la vida (además de otras cosas).

Lo que yo pude observar es que vivo con mucha energía masculina, soy muy dominante, muy mandona. Como consecuencia me relaciono con hombres débiles y sin carácter. Yo estoy acostumbrada a mandar; y ellos, quizá, al haber tenido una madre fuerte están acostumbrados a ser dirigidos por una mujer. Pero más allá de cómo sean o no ellos -que siempre repito que en este blog no se trata de analizarlos a ellos-, yo no me dejo conquistar porque mi exceso de energía masculina no me lo permite.

Es que yo siempre decía ¿pero cómo me doy a desear?, y todo mundo me respondía: pues aguántate las ganas de llamarle, si quieres escribirle ponte a hacer otra cosa, distráete con algo más. ¡Pfffff! O sea no, para mí era imposible. Y me era (o es) tan difícil porque la energía masculina es de acción, de ir por las cosas, no de esperar a que lleguen. Seguro que conoces alguna mujer que aunque esté enamoradísima de un chico sabe ser paciente, no se pone ansiosa si él no la llama. No lo quería decir pero ¡qué envidia!.

La verdad estoy muy contenta con este descubrimiento, porque mientras escribo este entrada sigo encontrando cosas. Me explico, no hay nada de malo en que tú seas la dominante y tu pareja el pasivo, Pero yo lo odio, o sea son hombres a los que atraigo (porque en eso vibro), pero en realidad me desesperan, yo babeo por un hombre determinado, que accione, proactivo, que me guíe.

Y quizá es justo eso por lo cual yo tengo que tomar la iniciativa con los hombres en los que me fijo; en su naturaleza no está el accionar. Y si a mi desequilibrio en mi energía masculina le sumamos la herida del abandono, rechazo, y humillación; además de mi enfermedad de amar demasiado, pues ya estuvo que no sabré quedarme sentadita a esperar que él me mande un whats. No omitiré mencionar que amar demasiado y las heridas que mencioné, al final repercuten en nuestras energías masculinas y femeninas.

Recuerdas que líneas arriba escribí que yo creía (o creo) que al tomar cierta iniciativa en el proceso de conquista y seducción le ahorro un poco de trabajo al hombre en cuestión. Pues sí y no. Sí, definitivamente le ahorro pero si estoy frente a un hombre muy determinado y proactivo, posiblemente pierda el interés. Entonces eso ya jugó en mi contra. En el otro escenario, un hombre más pasivo, con más energía femenina, podría agradecer que tú des el primer paso. Pero recuerda querida, miles de años de evolución no se borran en unas generaciones. Tienen instinto de cazador.

Te confieso que justo ahora hay un chico en mi vida que me encanta, él sabe perfecto que yo me casaba mañana mismo con él (ok, quizá no fue buena idea decírselo), el punto es que sé que le gusto también, incluso me ha dicho que sí podría llegar a tener una relación conmigo. Ajá y yo me quedo en actitud de "y entonces?", la verdad es que he tratado de nunca presionarlo o confrontarlo (aclaro que tenemos una relación físicamente íntima, y sí una amistad, pero no más), pero hay una parte de mí, quizá de mi energía masculina, que quisiera que él formalizara conmigo YA, no mañana, ni un en año, ¡YA!

Para ir cerrando, quiero contarte que gracias a lo que acabo de descubrir entendí por qué mi urgencia de que me pida ser su novia (él y todos los que ha habido antes), y sabes estos dos días que apenas han pasado, me he tratado con más amor, con más paciencia, sabiendo que no soy una rogona, que no es tampoco que esté urgida de hombre. Reconozco mi desequilibrio y trabajo en él para sanarlo. Porque me lo merezco, porque ya no quiero vivir con la angustia de que me llame o me invite a salir.

Mis herramientas para sanarlo son la terapia holística, y particularmente una meditación llamada So Purkh, que viene de yoga kundalini, y ésta a su vez de la tradición Sikh, la cual es específicamente para que las mujeres sanen su energía masculina. Si quieres más información de ésta, puedes googlearlo o mandarme inbox.

Gracias por leerme.


 
 
 

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