top of page

Salir con un hombre que no me gusta

  • Areli Torres
  • 23 sept 2016
  • 3 Min. de lectura

Estoy cercana a cumplir 30 años y he descubierto una cosa. Debo empezar a salir con hombres que no me gustan; hombres que me parecen aburridos, hombres que usualmente considero "de hueva", del tipo al que rechazaría sin darle siquiera una oportunidad para conocerlo. Pero no quiero que esto se malinterprete, no lo hago porque crea que a mi edad ya no puedo "darme el lujo" de rechazar a un prospecto. Mi decisión tampoco tiene nada que ver con que crea que se me está yendo el tren; o que como ya no hay hombres buenos debo darle una oportunidad a todos para ver si alguno resulta el elegido (como si el amor fuera un juego de lotería donde sólo hay un boleto premiado).

Hombres que no me resulten atractivos, que no tengan ese “no sé qué” que me enganche a los 5 minutos de conocerlos. Está bien exagero con esos minutos, porque he tenido relaciones con hombres que quizá he tratado un par de meses (en la oficina por ejemplo) sin sentir la más mínima atracción ni física ni intelectual, ¡ah!, pero apenas sucede algo – inconsciente obvio– que deja ver que nuestros demonios se complementan (así le llamo a las heridas, traumas, etc.) y ahí voy a meter las cuatro patas, aunque antes el tipo me pareciera hasta feo.

Y es que así ha sido la historia de mi vida. Yo no evalúo a un hombre por quién es, por sus valores, por su forma de ser, por su sentido del humor; es más, ni siquiera por cómo me siento al estar con él; vamos, mucho menos me fijo en si me gusta físicamente o no, en verdad he andado con hombres que al paso del tiempo me parece asqueroso haber besado (perdón por lo ofensivo del comentario). Yo, en mi inconsciencia, me relaciono desde mi herida del abandono y del rechazo, que hasta este punto de mi vida son las que reconozco perfecto. A esto me refiero cuando digo que me involucro en el momento en que mi inconsciente detecta la posibilidad de recrear ciertas situaciones de abandono y rechazo. Pero vámonos con calma que ese es tema más pesadito y lo trataré en otro post.

Para acabar pronto, a mis casi 3 décadas de vida ya no puedo seguir saliendo con hombres que me activen las heridas, y que como consecuencia se presente el escenario perfecto para repetir hasta el cansancio mis patrones destructivos. Necesito permitirme salir con aquéllos con quienes no empiece a crear una intensa historia de amor a los 2 días de saber que yo también les gusto. Porque ya sé, que esos tipos por los que siento tanta emoción en tan poco tiempo, representan la oportunidad para reclamarles y rogarles que me den aquello que no me fue saciado en la infancia.

Debo consentir conocer a alguien que esté emocionalmente disponible para mí. Ya descubrí que usualmente a los que rechazo muy rápido son, por un lado, los que sí están disponibles; y 2, justo me parecen aburridos y poco atractivos porque no machan con mis demonios. No sólo debo, quiero darme la oportunidad de un hombre que en verdad esté interesado en compartirse conmigo. Porque lo que se refiere a mis relaciones ninguno ha querido comprometerse conmigo (ojo hablo de compromiso, que no de matrimonio).

Pero más que conocer o salir con alguien, debo, necesito y quiero a mis casi 30, tener citas semanales conmigo misma en las que pueda verme a los ojos y llorar todo lo que me ha dolido, abrazar a mi niña interior y darle lo que sólo mi adulta sana puede darle, para no salir a mendigarlo al primer hombre que me diga “hermosa”.

 
 
 

Comentarios


  • b-facebook
  • Twitter Round
bottom of page