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¿Cuándo puedo considerarme sana?

  • Areli Torres
  • 18 sept 2016
  • 2 Min. de lectura

Desde hace unos dos años que tenía en mente compartir mis experiencias en un blog; esencialmente dos cosas me detenían. La primera: desidia, hueva, procastinación, apatía o como tú quieras llamarle al hecho de eludir hacer algo y pensar que "mejor después". La otra, y en definitiva la que más me detenía, era pensar que yo no tenía la autoridad moral para venir a hablar de sanidad mental, porque vamos, yo y mi mala relación con mi madre, o mi falta de paciencia con mi hijo (sí, tengo una hermosura de 7 años), mi tabaquismo, etc.; pues como que me hacían pensar que yo no podía ponerme a hablar de cómo yo había logrado mejorado en tal o cual aspecto de mi vida, si estoy jodidísima en otros.

Pero hace unos días descubrí gracias a dos de mis guías de vida, que al final ser humano implica estar en constante movimiento, la sanación -como la felicidad- no es una meta, es un camino que se trabaja cada día. Así como dicen los alcohólicos en recuperación "un día a la vez". Porque me pongo a pensar que si me decido a escribir hasta ser un ser totalmente iluminado que no se inmute con los pisotones y empujones del metro, seguro que me muero y jamás cuento mis experiencias.

Justo mientras escribo estas líneas me voy percibiendo más amable conmigo misma. Definitivamente no soy la misma de hace un año. Y estoy muy lejos de convertirme en un gurú, pero estoy en un camino donde ahora tengo mejores y más sanas herramientas. A veces cuando comenzamos a ir a terapia, a ir a talleres de sanación en diversos aspectos, incluso con la práctica de la meditación, nos volvemos focos para los ataques de la gente más cercana (padres, hijos, parejas), comentarios como "no sé ni para que pagas para ir a terapia si sigues loca", "lo bueno es que meditas" y un largo etcétera. Y vaya que nos pueden encender esos comentarios y reaccionamos como Hulk o Mr. Hyde. Porque en verdad estamos haciendo un cambio y si no lo ven o aprecian nos duele, y claro, el dolor se transforma en ira.

Respondiendo a la pregunta que da título a esta entrada. Quizá nunca pueda llegar a decir que estoy 100% sana y libre de toda culpa, pecado o mal pensamiento. Sólo puedo decir que más que decir que si estoy o no sanada, prefiero usar el término vivir en consciencia, que me suena más a un constante trabajo y justo eso busco, seguir trabajando para cada día hacerlo mejor.

 
 
 

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